
El consejero delegado de Telecinco ha mandado a uno de sus altos directivos a Barcelona para controlar
lo que se dice, cómo se dice y por qué se dice en G-20, el corrosivo programa de Risto Mejide. Pero la labor del directivo está siendo bastante difícil.
Según parece,
el programa podría estar utilizando imágenes de otras cadenas sin el permiso de éstas, insertando músicas originales de las que no poseen los derechos e incluyendo secuencias de películas cuyas distribuidoras no han autorizado su uso.
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