lunes, octubre 05, 2009

'Gran Hermano 11' esconde más cosas

Nada es casual en «Gran Hermano», todo tiene su razón de ser y la decoración juega un importante papel en el «reality». Desde elegir un jacuzzi, en lugar de piscina, pasando por sofás redondos para que no puedan tumbarse a distribuir la casa de tal manera que desde el salón se vea hasta el cuarto de baño, como sucede en la actual edición. De todo ello hablaron para LA RAZÓN, Cristina Navarro y Juanjo Carrillo, directores artísticos de la casa.

Como «reality» que es, «Gran Hermano» no podía escapar a la crisis. Ellos también se han tenido que apretar el cinturón y las dos casas de esta edición han salido de un presupuesto común y por eso también son más pequeñas. Esta crisis mundial tampoco daba lugar a muchas frivolidades, por lo que se decidió hacer un spa algo más sobrio que otros años. «La piscina nos daba juego de conversaciones, pero iba cayendo en desuso. Al principio eran un poco pequeñas, luego se las pusimos para nadar, y la única que nadaba era Fresita. Decidimos hacerla más cuadrada y poner la radio en medio, pero también fracasamos porque no se metían igual que cuando la dotamos de chorros de masaje y cascada. Pero como las conversaciones nos siguen interesando, los spas eran una buena solución y es a lo que hemos recurrido este año, aunque más higiénico que el del año pasado», explicó Carrillo.

Además, las casa de «Gran Hermano» crean tendencia. Cristina Navarro recuerda las dificultades que tuvo para conseguir una cocina roja en la tercera edición. «No teníamos proveedores que nos hicieran cocinas de ese color porque entonces no se hacían cocinas así. Sin embargo, a partir de entonces una popular firma de decoración sueca empezó a hacer cocinas rojas». Precisamente, esa misma marca de muebles monopolizó el primer «Gran Hermano» español, pero dos incidentes protagonizados por Íñigo y Jorge con los sofás provocó que la firma volviera a ceder mobiliario porque daban imagen de muebles frágiles. Aún así, hay ciertos elementos de menaje reconocibles de la conocida tienda, aunque menos de los que la gente cree.

En lo que se refiere a los cuadros, otro de los clásicos del reality», Navarro y Carrillo trabajan con casas de impresiones como Eurocuadro y Capital Decor, que colabora en la actual edición. «De esta manera se imprimen lienzos que no tienen licencia de autor», asegura Carrillo. Sin embargo, «este año hemos tenido la grata sorpresa de un pintor de reconocido prestigio –Juan Manuel Ciria– se ha ofrecido a dejarnos una de sus obras», explicó Carrillo que reconoce que está puesto «un poco a capón en el salón sobre un fondo fucsia».

Ya no valía diferenciar entre una casa rica y otra pobre. Después de once ediciones ese concepto se quedaba anticuado. Había que pensar algo más y la maquinaria de «Gran Hermano» se puso a trabajar. «Al principio nos dijeron que tenía que ser, prácticamente, de cartón y sin nada de atrezzo. Incluso instalamos un fregadero con una placa solar para calentar el agua», explicó a este periódico Cristina Navarro, directora de Arte de Zeppelin TV. De hecho según cuenta la interiorista, «al principio estaba pensada como casa castigo, porque había que trabajar para hacer todas las tareas de la casa».

Perfecto conocedor de todos los secretos que oculta la «casa espía», Carrillo confesó a LA RAZÓN que «las casas están conectadas por dos sitios. Uno ya lo conocemos –que es a través de la sala de expulsiones– y el otro aún no se ha descubierto, pero por él se accede como por arte de magia a la otra casa. Donde veas un ventanal con espejos, ahí está».
Y es que ambas casas están pared con pared, de hecho hay un pasillo de cámaras común con las ventanas enfrentadas. Sin embargo, los concursantes de la «casa ecológica» «se creen que la otra vivienda está más lejos porque les hacemos pasar por el túnel», comenta el director Artístico. Al igual que en la «casa 11», donde cada semana entra un «vecino» de la vivienda secreta, en la «espía» todavía les quedan muchos secretos por conocer. Como por ejemplo que la disposición de sus camas –futones sobre una tarima– no sólo son cuestión de diseño ecológico es que «no sabemos cómo van a jugar en esa casa ni cuántos van a dormir. Queríamos un sitio ampliable, es decir que donde caben dos, caben tres».

Finalmente, la otra casa que, para algunos, como dijo la pasada semana Nagore cuando la descubrió es «la rica», pasó de ser de castigo a convertirse en la ecológica. Todos los muebles que hay en ella son biogradables y los que no lo son están elaborados reutilizando piezas. Por ejemplo las mesillas de noche están hechas con latas de comida prensadas, hay lámparas fabricadas con botellas de plástico y otras con bombines, el sofá de cartón es convertible, la cocina está hecha con chinchetas y se han aprovechado telas para tapizar las paredes. En esta casa todo reciclado, tanto que hay hasta muebles de otras ediciones, como el sillón de piel mostaza, procedente del confesionario de «GH 9».

A pesar de todos los «retales que utilizaron, según cuenta Cristina Navarro, «la primera impronta de la casa quedó tan sumamente bonita que nos dijeron que le teníamos que bajar el nivel para que, estéticamente, quedara un poquito más “sostenible”.

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