Los policías que interceptaron el vehículo solicitaron en ese momento la colaboración de la Policía Local para someter a la conductora a la prueba de alcoholemia, un test en el que dio un nivel de alcohol superior a 0,40.
En un control rutinario, esa tasa sólo habría merecido una sanción administrativa (lo permitido es 0.25 pero hasta 0.60 no se imputa un delito contra la seguridad del tráfico), pero el comportamiento de la conductora en su huida hizo que la acusaran de un presunto delito contra la seguridad vial y otro de desobediencia, por lo que estuvo detenida hasta que le tomaron declaración.
vaya puta
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